JUEVES Y VIERNES DE COPA

LA TERTULIA
No soy capaz de recordar si la escena fue por la noche, o durante el desayuno, pero todo lo demás es difícil de olvidar para un mitómano irrecuperable. Estábamos en Zaragoza, y se disputaba un torneo europeo Junior, aquel en el que Sergio Rodríguez llenó de magia el pabellón y acabó colgándose el oro junto a Carlitos Suárez y el resto de su generación. Compartía un café con Danko Cvjeticanin, ojeador entonces de los Philadelphia Seventy Sixers, cuando llegaron casi a la vez Dusko Ivanovic, Svetislav Pesic y Bogdan Tanjevic. Danko iba y venía de su conversación a la nuestra, y yo amortizaba el viaje. -¿Por qué parecen enfadados? Ya te lo dicho, hablamos así; es nuestro carácter. - ¿Qué ha dicho Tanjevic? - Que Turquía juega bien pero tiene problemas con conceptos defensivos. -¿Y Pesic? - Que Sergio es grandísimo talento pero no agacha piernas ni tiene pasos laterales en defensa. - ¡Y por qué se cabrea! - No se cabrea, no seas pesado con el cabreo, sólo dice que primero es defensa. -¿Por qué Dusko casi no habla? –Es normal; en nuestra cultura se respeta mucho los años de experiencia.
En esta primera jornada de Copa era difícil encontrar algo más poético que la historia de un castellano llamado Porfirio conquistando Madrid con doce hombres sin nombre. Pero llegó Pesic, subió las líneas, obligó a su equipo a agachar las piernas, y nos hundió la mítica. La siguiente historia es la de un señor de Sicilia, llamado Ettore, rompiendo un maleficio de 17 años; y esa de momento sigue en pie, aunque el gran Canaria no se lo puso nada fácil.

EL PARTIDO ESCUELA
Una de las cosas mágicas del formato de Copa es que nos devuelve a la esencia de este juego. Es el partido escuela. Aquí aprende todo el mundo. Los que ganan, los que pierden, los que miran, los que arbitran. El emocionante partido entre Baskonia y Bilbao fue un regalo completo para todo tipo de aficionado. El entendido, sacó muchas conclusiones sobre un equipo en un momento delicado, Baskonia, pero con una coraza dura como para dejarse ir ante el mínimo contratiempo. Y por supuesto pudieron observar en el banco de enfrente a un entrenador griego con el carácter suficiente como para mejorar las prestaciones de un buen equipo y llevarlo a competir frente a cualquiera.
Pero el aficionado menos técnico y más metido en el ambiente pudo poner a prueba su corazón y su garganta, como si en vez del Palacio de Deportes aquello fuera el gimnasio de su instituto. Incluso, uno de los profesores, el señor Dusko, el más duro del colegio, les regaló la escena del mes, abroncando al alumno por no saberse la lección de matemáticas del final del tercer cuarto. La Copa es el sitio donde todo se concentra y se mezcla; la profesión con la escuela, la técnica con la pasión. “Estos hoy no meten una”, se escucha en la butaca de la izquierda al que lleva toda la vida viendo baloncesto. “Estos remontan”, responde dos sitios más allá un aficionado debutante. Y todo en 40 minutos de unos cuartos de final. No me extraña que enganche tanto.


DIARIO PÚBLICO, JUEVES 10 Y VIERNES 11 2011.

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